jueves, 23 de febrero de 2012

¿Está el "enemigo"? Que se ponga...

MOVILIZACIONES en el sector educativo

 
Ayer, bajo el lema "El pueblo no es el enemigo", miles de alumnos, colectivos políticos y sociales exigieron de nuevo la dimisión de la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, señalada como responsable de la carga policial del pasado lunes en Valencia.
Las protestas no parece que se vayan a parar ahí. El sindicato de Estudiantes y la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes anunciaron ayer un paro de cinco minutos en todos los institutos españoles el próximo lunes y una huelga general el 29 de febrero.
LA DETENCIÓN DE LOS ESTUDIANTES VALENCIANOS
La protesta de hace unos días, comenzó de forma pacífica cuando los estudiantes del instituto Lluís Vives cortaron el tráfico en Valencia al grito de 'Els lladres a presó i els diners a educació' ('Los ladrones a prisión y el dinero a educación'). Sin embargo, la Policía había establecido un cordón policial que les impedía el paso, aunque los estudiantes se lo saltaron por los laterales. Así se produjeron las primeras tensiones, entre los agentes que formaban parte del cordón y los estudiantes que lo sobrepasaron, con empujones y tirones de ropa.
El jefe superior de Policía de la Comunitat Valenciana, Antonio Moreno, aseguró que los agentes se vieron obligados a emplear la fuerza  ante la "agresividad" de los manifestantes.
El jefe superior de Policía no quiso revelar el número de agentes que estuvieron interviniendo ante estas protestas y, al ser preguntado por ello, dijo: "No es prudente revelarle al enemigo enemigo cuáles son mis fuerzas". A diferencia de las protestas de la semana anterior,hoy ha habido un "plus de agresividad" de los manifestantes que ha requerido "una respuesta equitativa", dijo Moreno.
Con un saldo de 26 detenidos, cinco de los cuales son menores, la actuación contundente de las fuerzas de seguridad se saldó con 17 heridos leves.
TESTIMONIOS SOBRECOGEDORES
La madre de Brenda, una estudiante menor de edad, aseguraba que "un agente cogió a mi hija del cuello y la estampó contra el suelo". Kerry, que acabó siendo arropada por su hermana Brenda, sufre una crisis de ansiedad. Lleva un collarín y una férula en el brazo. "Voy a denunciarlos", dice su madre.
Sobre Almudena, estudiante de 17 años del Lluís Vives, su madre dice: "Me la han arrancado de mis brazos, la han cogido del pelo, la han tirado al suelo y se la han llevado entre tres a un furgón, luego la han trasladado esposada en un coche celular". "Mi hija- continúa la madre- estaba conmigo y con sus dos abuelas, a una de ellas hasta la han tirado al suelo, no estábamos manifestándonos pero les ha dado igual". Se queja de "la detención es ilegal". Hasta las 19.08, nadie les ha llamado oficialmente para comunicarle que su hija estaba detenida: "Ha sido horroroso, tendrá una crisis de ansiedad".
El padre de otro menor de 16 años, cuenta que no fue informado de la detención de su hijo hasta cuatro horas más tarde. "El artículo 16 de la Ley del Menor obliga a comunicar de manera inmediata al fiscal de menores y a los padres de una situación", denunciaba . A las 22.00 aún no había podido hablar con él ni verlo.
Albert Ordóñez es un estudiante de grado medio de integración social. El jueves pasado —el segundo día de refriegas y cargas policiales contra los estudiantes del instituto público Lluís Vives de Valencia por la detención el día anterior de un alumno menor de edad— entró en comisaría detenido y esposado a las 14.10  y salió el viernes a las 22.30 . "Pasé treinta horas en el calabozo", denunció antes de la cuarta jornada de protestas estudiantiles contra los recortes del Gobierno de Alberto Fabra y los "abusos policiales". "Cuando me detuvieron me dieron tres o cuatro puñetazos en la boca", relata Alberto en la puerta del instituto público Lluís Vives.
A partir de ahí todo fue confusión, aislamiento y ocho estudiantes detenidos en la misma celda. Los dos menores salieron esa noche. "No nos dieron ni de beber". Por la mañana, les ofrecieron zumo de melocotón y galletas. "Soy alérgico al melocotón y pedí agua". La respuesta de los agentes a Albert fue tajante: "Esto no es un hotel". "No podíamos ni ir al baño", explica.
Albert y los otros detenidos están acusados de "resistencia y desobediencia a la autoridad" y también de "atentado". Cuando lo detuvieron en la calle de Xàtiva, frente al instituto, lo agarraron de los brazos y lo empujaron. "Para no caerme, cogí al policía de la cadera y del brazo y ahora, además, me acusan de hurto por cogerle la gorra al agente cuando me estaba cayendo". Albert salió "esposado" hacia el hospital Peset Aleixandre, custodiado por dos policías.
 
Y, como decía alguno un twitero...
... ¿Está el enemigo? Que se ponga... No puede ponerse. Está haciendo los deberes.
 
 
Nines

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